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Los secretos tras el misterioso hallazgo del huevo más gran de la era de los dinosaurios en la Antártica

17 Junio 2020

Tras años de misterio, investigadores chilenos y estadounidenses reportan que corresponde a un huevo de cáscara blanda, el primer huevo fósil descubierto en el Continente Blanco.

Equipo El Magal... >
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Transcurría el año 2011 y un grupo de investigadores chilenos que participaban de la XLVII Expedición Científica Antártica (ECA 47) organizada por el Instituto Antártico Chileno (INACH), encontraron en la isla Seymour un misterioso objeto fósil con aspecto de un balón desinflado.

En aquel momento, nadie supo explicar de qué se trataba y permaneció sin ser estudiado por más de siete años en la colección del Museo Nacional de Historia Natural en Santiago. Solo era conocido y denominado como “The Thing”, tal como en la película de ciencia ficción del director John Carpenter del año 1982.

“Tengo un excelente ojo para observar cosas que para otros pasan desapercibidos”, comentó la Dra. Julia Clarke, de la Universidad de Texas, en Austin. Ella examinó este fósil por primera vez el 2018 en una visita que efectuó al museo de la capital chilena, brindando un giro increíble a esta interesante historia: “Lo vi y dije inmediatamente: es un huevo, es el más extraño que haya visto, ya que era largo, inmenso y muy pesado”, agrega.

Precisamente, este misterio encuentra respuesta y es ampliamente detallado en el artículo “Un huevo gigante de cáscara blanda del Cretácico tardío de la Antártica”, publicado hoy por la revista Nature y que fue desarrollado por investigadores de la Universidad de Texas, del Museo Nacional de Historia Natural y de la Universidad de Chile.

Los científicos confirman que este fósil es el huevo de cáscara blanda más grande jamás descubierto y es el segundo de mayores dimensiones detrás del Aepyornis, animal extinto similar a un avestruz que habitó la isla de Madagascar. Pero no solo eso, ya que este ejemplar de la Era de los Dinosaurios (Cretácico tardío) -cuya antigüedad se estima en 66 millones de años- es el primer huevo fosilizado descubierto en el Continente Blanco, siendo además uno de los pocos que se han encontrado en ambientes marinos y, además, derriba el paradigma de qué tan grandes podían ser los huevos de cáscara blanda sin colapsar.

Por sus grandes dimensiones, los investigadores creen que podría haber pertenecido a un reptil marino extinto como un mosasaurio, desafiando también la creencia de que tales criaturas no ponían huevos, sino que se creía que eran vivíparos.

“Es de un animal del tamaño de un dinosaurio grande, pero es completamente diferente a un huevo de dinosaurio”, confirma Lucas Legendre, investigador posdoctoral de la Universidad de Texas y uno de los autores principales del artículo. “Es muy similar a los huevos de lagartos y serpientes, pero es un pariente verdaderamente gigante de estos animales”, añade.

Antarcticoolithus bradyi o “huevo de piedra antártico tardío”, fue la denominación que se le dio a este fósil de 6,5 kl de peso y de 29 cm de largo por 20 cm de ancho.

En comparación con el tamaño total del huevo, las membranas de la cáscara eran muy delgadas, de menos de un milímetro de grosor y son muy similares a los huevos transparentes, de eclosión rápida y de caparazón blando que ponen ciertas especies de serpientes y lagartos.

La isla Seymour ostenta una gran importancia paleontológica, ya que en sus formaciones rocosas se han encontrado abundantes restos fósiles de mosasaurios y plesiosauros. Sin ir más lejos, en 2016 describieron al Kaikaifilu hervei (en honor a la deidad mapuche Kai-Kai Filú y al geólogo chileno Dr. Francisco Hervé), un mosasaurio que habitó durante el Cretácico superior en Antártica, misma edad que se estima tenga este huevo. 

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