La atleta ecuestre, Adelinde Cornelissen, holandesa de 37 años, venía con un historial exitoso. Había obtenido una mellada de bronce y una de plata en los Juegos de Londres, lo que la transformaba en la favorita en Río 2016.  

Sin embargo, su fiel compañero que la llevó a alcanzar esos triunfos, "Parzival”, se enfermó tras la picadura de un insecto. Le dio fiebre e hinchazón en la cara. Luego de ser examinado, se detectó que el equino había sido picado por una araña y para mejorar necesitaba descansar.

Después de ser visto nuevamente por el veterinario, éste dio el visto bueno para que pudiera competir. De inmediato Adelinde pidió a los organizadores cambiar eldía para competir y darle más tiempo a su compañeropara que descanse. Pero la respuesta fue tajante: no.

La atleta debió presentarse el día de su competencia. Al salir a la arena notó que Parzival no estaba bien. "Cuando entré, sentí que él estaba dando todo de sí, como el guerrero que es, nunca se rinde. Pero para protegerlo, me rendí. Mi compañero, mi amigo, el caballo que lo ha dado todo por mí, toda su vida, no merecía eso. Así que saludé al público y me salí de la arena". Con esas palabras, compartidas a través de sus redes sociales, Adeline terminó su carta y abandonó su posibilidad de ganar una nueva medalla.