Opinión: Desmitificando a Douglas Tompkins en Aysén

Opinión: Desmitificando a Douglas Tompkins en Aysén

24 Julio 2013
Desde que Chile decidió asociarse al Mercosur en el año 1991 y abrir las fronteras el comercio internacional asociándose al Mercosur, de una vez y para siempre posibilitaron la ruina y la quiebra de toda la industria nacional textil que compraba la lana de Aysén.
Andrés Gillmore >
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Desde que Chile decidió asociarse al Mercosur en el año 1991 y decidió en los interiores de la Moneda abrir las fronteras el comercio internacional asociándose al Mercosur, de una vez y para siempre posibilitaron la ruina y la quiebra de toda la industria nacional textil que compraba la lana de Aysén. Al mismo tiempo en paralelo, se permitió la entrada de carne desde otros países a mucho menor costo, produciendo la gran debacle del formato histórico de desarrollo de Aysén, que se sustentaba en la ganadería vendiendo lana y ganado en pie para faenación. Con esa determinación se destruyó de una sola pasada y sin remordimientos todo el formato de desarrollo de Aysén y como estaba presupuestado, llego la pobreza a la región como nunca antes se había visto. Los únicos que se salvaron fueron los empleados públicos de Aysén.

En esos años expuse personalmente lo que estaba sucediendo a las autoridades de ese entonces y tuve muchas reuniones en ese sentido, explicando lo que pasaría en forma inmediata en caso de no tomarse medidas, si no se entregaran los subsidios correspondientes para aminorar los daños y producir una reconversión efectiva para que no se tuviese que llegar al extremo de vender y las implicancias resultantes ante ese escenario. No supieron escuchar, la respuesta que me dieron fue la siguiente: Es la ley del Mercado, en el Chile actual solo pueden sobrevivir los más fuertes, si no tienen la capacidad de competir, deben dar un paso a un costado y vender. Con esa discurso simplista y altanero las autoridades de la época liquidaron a toda un generación y prepararon el caldo de cultivo para la llegada de los grandes poderes económicos y las transnacionales.

La alternativa que entregó el gobierno a los pobladores ante la crisis era aberrante y no pretendía ayudar y si enajenar, que los pobladores postularan a créditos en el Banco Ganadero, hipotecando los campos a precio vil. En ese entonces ellos cotizaban las vacas en Unidades de Fomento (UF). Muchos tomaron la opción y en poco tiempo se quedaron sin campo, sin vacas y sin nada.

Todos los pobladores que vendieron a Douglas Tompkins en el sector de Chaiten, lo que hoy se conoce como Parque Pumalin, lo hicieron porque literalmente estaban pobres y nadie los ayudaba o se acordaba de ellos. Las ventas fueron realizadas con un profundo dolor y no fue nada fácil. Fue una medida desesperada para salir de la pobreza y no morir de inanición, así de fuerte y real, pero muy representativa del Chile de los 90 que no tenía contemplaciones con nadie.

Lo mismo ocurrió con la venta de la Estancia Chacabuco a Douglas Tompkins al sur de la cuenca del Baker, hoy Parque Patagonia, que afecto incluso a los mismos belgas, que tenían cientos de miles de ovejas en el valle de Chacabuco en un predio de más de 25 mil hectáreas y que tampoco pudieron escapar a la gran debacle. Solo como un ejemplo para que se entienda el daño por esta política de desarrollo y la falta de una estrategia adecuada de reconversión. El año 1992 en febrero se vendió el kilo de lana a 820 $, al otro año el precio era de 220 $ y en consignación, al tercer año no había precio.

El primer interesado en comprar la Estancia Chacabuco fue el grupo -Ariztia-, quien inmediatamente hizo su oferta olfateando el negocio y aprovecharse de la situación. Fue un tema ampliamente debatido en Aysén en ese entonces, especialmente por nosotros los vecinos de la cuenca del Baker que vivíamos a escasos kilómetros de la estancia. Tuvimos varias reuniones para tratar el tema, para nadie era indiferente a la venta y la posibilidad que fuese comprada por un grupo económico de tan mala reputación ambiental. Hasta que llego la oferta de Tompkins por la Estancia. El administrador y encargado de hacer el negocio, don Carlos de Smett, un hombre con mucha visión y toda una vida en Aysén, explicó que la decisión final a favor del empresario americano, se fundamento finalmente, en que a pesar que la oferta fue un poco menor económicamente, satisfacía mucho más a los accionistas mayoritarios en Bélgica. Principalmente porque se comprometía como parte del negocio a hacer un parque natural del predio.

El señor Tompkins apenas compró la Estancia Chacabuco, ofreció en comodato a CONAF-AYSÉN la estancia, para que este servicio público administrara el predio y lo transformara en una reserva nacional y de uso público. Lamentablemente como siempre ocurre en Chile, increíblemente no se aceptó la oferta aduciendo problemas económicos de mantención del predio.

Para los que luchamos por hacer de la región de Aysén un territorio sustentable y libre de contaminación, desde los tiempos de Alumisa en los inicios de los 90 y luego ante los salmoneros pocos años después, cuando pretendieron intervenir la cuenca del Baker, no deja de causarnos gracia como HidroAysén ha utilizado por años mediáticamente el nombre del empresario americano Douglas Tompkins, como cabeza de turco, como que el fuese el único contrario a sus intereses en Aysén, aduciendo mentirosamente que el financia a las organizaciones regionales en contra de la transnacional. Jamás él o ninguna de sus organizaciones ha financiado organización social, junta de vecinos, asociación gremial, comité de campesinos o Corporación al interior de Aysén -para ir en contra de HidroAysén-. Las organizaciones ayseninas que están en contra de represar los ríos Baker y Pascua, se han auto financiado siempre, poco y nada conocen al señor Tompkins y la imagen que se tiene fuera de Aysén en este sentido es falsa.

En Aysén el tema en contra de HidroAysén es transversal, no tiene fundamento ideológico, político o económico. El problema con el proyecto pasa directamente porque no reúne las condiciones profesionales y técnicas de sustentabilidad real para ser llevado a cabo sosteniblemente en una región que vive de su calidad ambiental. Tan simple como eso.

Los problemas personales que tenga el señor Tompkins con algunos políticos, autoridades de gobierno y regionales, personajes públicos y faranduleros en general, son problemas personales del empresario y ellos, no son de la región de Aysén y en nada se relacionan con el tema de fondo de lo que significa HidroAysén. No deben de confundirse los temas por el bien de la verdad.

El mayor culpable que existan en la actualidad extranjeros dueños de grandes extensiones de tierra en todo Chile, no solo en Aysén como en todo Chile, ha sido el mismo Estado de Chile y su modelo de desarrollo económico, permisivo y decadente que no se a preocupado como debería de ser por sus comunidades, dejándolas a merced y sin ninguna defensa ante las grandes transnacionales y grupos económicos.