¿Por qué es baja la participación de las mujeres en emprendimientos?

¿Por qué es baja la participación de las mujeres en emprendimientos?

09 Junio 2022
Tras la pandemia, la tasa de participación laboral femenina bajó 3%, y la participación de mujeres en emprendimientos sigue siendo de menos de un tercio del total. Precarización laboral, y falta de políticas públicas globales explican este fenómeno.
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Foto: Unsplash

 

Pilar Pereira es oriunda de Chillán y es una de las dueñas, junto a su socia, del restaurant de comida árabe Sajj Shawarmas. En dicho emprendimiento suelen ser por lo menos 9 personas las que trabajan para ella, entre garzones y cocineros. “No he tenido problemas por ser mujer, pero sí he tenido que validarme como líder en un rubro donde generalmente hay muchos hombres. Igual es un rubro complejo y te obliga a ser un poco más dura”, cuenta Pilar.

El negocio originalmente se ubicaba en Bellavista. Desde hace un año que se cambiaron a Ñuñoa, y ahora producen 4 veces más ganancias. De ahí que Pilar sueña con expandir la franquicia a Chillán.

Sin embargo, su éxito es poco común para una mujer chilena: Según las estadísticas, antes de la llegada de la pandemia, el 31% de las mujeres ocupadas se desempeñaba en trabajos por cuenta propia, y actualmente solo 1 de cada 10 mujeres con una microempresa tiene un ingreso por sobre los $576.000 pesos. “Para disminuir la precariedad laboral es importante valorar a las personas y entender esto como un trabajo colaborativo donde todos tenemos que apoyarnos y sacar adelante el proyecto/emprendimiento. Es importante también que trabajen las horas que correspondan y entregar una renta de mercado y flexibilidad de horario. Siento que se puede fiscalizar más a las empresas y pymes que no cumplen con la cantidad de horas, contratos y pago de imposiciones. Y sobre todo concientizar a los líderes en la construcción de trabajo basado en la confianza, desafiantes y respetuosos”, reflexiona Pilar.

Para entender las causas de esta realidad, en Mi Voz conversamos con Marcela Perticará, directora del Departamento de Economía en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad Diego Portales, y esto fue lo que nos contó:

Entre el 2010 y el 2020, la participación laboral femenina bajó de 46% a 43%. ¿Cómo analiza este fenómeno?

La caída en la participación femenina es puro efecto pandemia. Hasta la pandemia, la participación laboral femenina estaba subiendo, en los últimos 20 años creció 10-12 puntos. La pandemia lo que generó, y se extendió hasta 2021, es que tuvimos a todos los niños en las casas. Los colegios que volvieron a clase a fines de 2020 fueron solo los privados, muchos se mantuvieron online. Eso fue un cambio dramático, y para muchas mujeres era muy complicado seguir trabajando y hacerse cargo del trabajo de los niños.

De acuerdo a cifras del INE, antes de la llegada de la pandemia, el 31% de las mujeres ocupadas se desempeñaba en trabajos por cuenta propia ¿Por qué es baja la participación de las mujeres en los emprendimientos?

Creo que hay que redefinir qué entendemos por emprendimiento en Chile, porque muchas veces más que emprendimiento hay “autoempleo”. Hago pan y lo vendo, hago tortas y las vendo… Lamentablemente tenemos estadísticas que son medio malas en ese sentido. Pero si vas a buscar independientes, efectivamente en Chile las mujeres trabajan menos como independientes que en otros países. Por ejemplo, en Colombia y Perú esas tasas son mucho más altas. Esto no es per se una mala noticia, porque también significa que optan por empleos asalariados que a veces tienen ciertos mecanismos de protección que no tienen cuando son independientes.

Solo 1 de cada 10 mujeres que tiene una microempresa, tiene un ingreso por sobre los $576.000 pesos. La mayoría está por debajo de la línea de la pobreza o en una situación bastante precaria ¿a qué se debe esto?

Es por lo que te digo. Muchos son de puro autoempleo y sobrevivencia. Creo que esa cifra es importante, porque en países desarrollados uno a veces ve mujeres que hacen trabajos independientes y encuentra que la calidad de estos trabajos es mucho más alta, es otro tipo de trabajo.

¿Qué se puede hacer para disminuir la precariedad laboral y mejorar la calidad de esos empleos, particularmente de los emprendimientos de las mujeres?

Yo creo que primero hay que cambiar el foco. Hay muchos programas públicos que tratan de ayudar o darle un puntapié inicial a emprendimientos. Pero lamentablemente, por un tema de presupuesto, o porque están mal diseñados, terminan generando este autoempleo que para mí no es productivo, porque son autoempleos que apenas les permiten, con suerte, sobrevivir.

Entonces, si vamos a tener programas de fomento al microemprendimiento, esto tiene que estar acompañados de distintos brazos. No solamente financiamiento para empezar un negocio, sino capacitación y acompañamiento para mejorar las tasas de éxito y para generar una productividad más alta de estos emprendimientos.

En general, a veces lo que uno ve en la política pública, son programas pequeños y atomizados. La secretaría X tiene un pequeño programa que sirve a 1000 emprendedores, el otro ministerio tiene otro… hay que pensar en una estrategia global, una política que se enfoque en generar valor en este sector del emprendimiento. 

 

Que estas actividades sean mucho más productivas. Que no le den un horno a una señora que hace pan, y que subsista vendiendo pan, sino que tratemos que el negocio fructifique, que crezca, que innove, etc. Esa es la otra pata que falta, el acompañamiento, que vayan un poquito más allá de la subsistencia.