Chile, gas de esquisto y la autonomía energética

Chile, gas de esquisto y la autonomía energética

07 Enero 2014

En el caso del gas de esquisto, donde Chile cuenta con reservas ubicadas en el extremo austral, este se caracteriza por su baja permeabilidad, haciendo que su extracción dependa de métodos técnicamente avanzados y sostenibles.

Rodrigo Duran >
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No cabe duda que el gas natural es la fuente de energía más limpia entre todos los combustibles fósiles. Se caracteriza por una baja emisión de gases de efecto invernadero e inexistencia de desechos peligrosos. Lo anterior ha generado un desarrollo tecnológico permitiendo conseguir nuevos recursos de gas natural con características tales como baja permeabilidad (tight gas), esquisto o gas Pizarra (shale gas) y gas metano de carbón (coal bed methane).

En el caso del gas de esquisto, donde Chile cuenta con reservas ubicadas en el extremo austral, este se caracteriza por su baja permeabilidad, haciendo que su extracción dependa de métodos técnicamente avanzados y sostenibles.

¿Y por qué o qué tiene de relevante extraer este tipo de sustancia para un determinado país? la respuesta es corta y precisa: autonomía e independencia energética. Un hecho clave si consideramos las problemáticas que actualmente impactan en el desarrollo nacional y que se suman, puntualmente en el caso de Chile, a la ausencia de políticas de estado que apunten a una definición de matriz energética causando repercusiones tales como encarecimiento y regulación del consumo eléctrico en los hogares, alzas en los costos de producción para las empresas, entre otros. 

Según estimaciones de la Energy Information Administration (EIA), la extracción de gas de esquisto para el año 2030 alcanzará el 7% de la producción mundial del gas natural. Polonia dispone de abundantes recursos de gas natural en las rocas de esquisto en Pomerania,  Masovia y la región de Lublin, pero se pueden extraer solamente aquellas que posean características adecuadas, como es el caso de los yacimientos nacionales. Como vemos la carrera está desatada y no podemos quedar impávidos viendo cómo, una vez más, el tren de las oportunidades pasa velozmente ante nosotros.

Chile tiene una oportunidad de la cual no puede ni debe restarse. El país no sólo tiene la chance de exportar y abastecer a países desarrollados de gas de esquisto, sino también ver en este combustible fósil una alternativa viable para su independencia y eficiencia en materia energética, toda vez que la abundancia y el bajo precio del gas lo convierten en una fuente alternativa de energía altamente competitiva frente a la energía eólica y nuclear, e incluso a la generación de electricidad con carbón lo que de paso lo posiciona en una alternativa sustentable menos contaminantes.

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