Ayer en la tarde se puso, esperamos, punto final a uno de los episodios políticos más controvertidos del último tiempo en Magallanes: la elección del nuevo intendente Regional.

Este episodio se originó tras la salida de Arturo Storaker como primera autoridad regional en medio de fuertes críticas del oficialismo y de la oposición por las gestiones del Gobierno Regional luego del desborde y aluvión del Río Las Minas en marzo pasado que están siendo investigadas por la Fiscalía Regional en lo que se conoce como Caso Rayén.

Tras su salida, el Gobierno nombró en su remplazo a la Gobernadora de Magallanes, Gloria Vilicic, quien asumió de manera interina la cabeza del Gobierno Regional en medio de las críticas por la gestión que hasta el momento había tenido al Intendencia en la zona franca.

Se pensaba que el nombramiento de Vilcic sería solo por un tiempo mientras el Gobierno encontraba la carta perfecta para el cargo, pero el Gobierno confirmó a la Gobernadora en el cargo de manera indefinida lo que ocasionó la división de la coalición de Gobierno.

A pesar que la Directiva Regional de la UDI en Magallanes señaló que no apoyaría la gestión del Gobierno Regional mientras Vilicic estuviera en el cargo el presidente de RN Carlos Larraín visitó la zona y le dio un espaldarazo político a la Gobernadora Vilicic que había sido ratificada en el cargo luego de una larga campaña comunicacional para lograrlo.

En medio de este escenario político es que llega Mauricio Peña y Lillo al Gobierno Regional.  Peña y Lillo se ha desempeñado como director regional de la Corfo desde el inicio del Gobierno de Sebastián Piñera. Es militante de la UDI y asumirá sus funciones de manera oficial el 3 de septiembre.