La política en Chile... un simulacro del poder

La política en Chile... un simulacro del poder

18 Julio 2011

Es evidente que en las elecciones no hay mucho en juego, no hay alternativas que elegir, los candidatos son, en mayor o menor medida, todos iguales. Se trata más bien de reconfirmar a los preelegidos por los partidos.

ivan salazar >
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En todos los titulares de los medios de comunicación local se aprecia una aparente paradoja: la economía anda muy bien, pero la política muy mal. Pero esto no debiera extrañarnos; el diseño del experimento neoliberal chileno consiste en que la economía vaya por un carril propio, fuera del alcance del debate y de las decisiones políticas de fondo.

En este divorcio pactado u obligado hay un claro perdedor, la política, porque la va convirtiendo en una práctica irrelevante, con baja capacidad de transformación social.

Es evidente que en las elecciones no hay mucho en juego, no hay alternativas que elegir, los candidatos son, en mayor o menor medida, todos iguales. Se trata más bien de reconfirmar a los preelegidos por los partidos.

Entonces, no debe extrañarnos la actual crisis en que se encuentran los dos conglomerados partidarios que co-gobiernan el país, me refiero a la Concertación y la Coalición por el Cambio. ¿Qué importancia va a tener la política chilena si no puede cambiar y refundar el orden institucional heredado en los 80, que consagra un sistema económico que genera riqueza sin redistribución y daños ambientales y sociales sin controles ni sanciones?

La desaprobación ciudadana en las últimas mediciones puede ser leída como un castigo a la clase política, por su impotencia y falta de coraje para tomar las decisiones que el país requiere, para equilibrar y restaurar la soberanía popular y el poder político sobre la economía y sus actores.

Si la política no es capaz de orientar y ofrecer conducción a un proyecto de sociedad, basado en la dignidad humana y el cuidado de nuestros ecosistemas, entonces, no le queda más que sumergirse en lo superfluo, en el detalle cotidiano, en el simulacro del poder.