El lunes 24 de septiembre recién pasado el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) aprobó el uso de tronaduras en Mina Invierno, ubicada en Isla Riesco, esto tras acoger el recurso de reclamación presentado por la empresa.

Esta decisión de inmediato encendió los ánimos en las diversas organizaciones medioambientales que se oponen fuertemente a las faenas en dicho yacimiento, sobre todo por los eventuales daños que esto podría significar tanto para comunidades aledañas y la biodiversidad que existe en el lugar.

La oposición a la medida del SEA ha sido tal que Greenpeace Magallanes, Alerta Isla Riesco, Real Chile y el Frente de Defensa Ecológico Austral, han desarrollado una fuerte campaña de adhesión a las comunidades de Quintero-Puchuncaví.

Esto no solamente en reacción a la crisis que afecta al sector, sino porque Mina Invierno extrae carbón para luego quemarlo en las termoeléctricas instaladas en las llamadas “zonas de sacrificio”, como Quintero y Puchuncaví.

Golpean la mesa

Tras el visto bueno del SEA a la utilización de explosivos en Isla Riesco, el director de Greenpeace Matías Asún señaló que “el Gobierno acaba de aprobar su beneplácito para que se destruya un pedazo de la Patagonia y así se siga produciendo carbón a bajo costo”.

“Dicho de manera simple: el gobierno acaba de subsidiar a una empresa privada para que genere combustibles fósiles a bajo precio y pueda seguir siendo un negocio rentable”, agregó.

Asún detalló, además, que “lo más grave es que esta resolución se produce en medio de la crisis ambiental en Quintero y Puchuncaví, donde sus habitantes están siendo intoxicados en parte por el carbón que llega precisamente desde Isla Riesco. 

“Es indignante”

El vocero del Frente de Defensa Ecológico Austral (FDEA), Paulino Vidal, alertó: “Nos preocupa sobremanera que el Servicio de Evaluación Ambiental dé el vamos al uso de tronaduras en Isla Riesco, cediendo ante la presión de la empresa”.

Vidal manifestó que lo anterior “sería un claro despropósito y una total inconsecuencia con el mensaje de la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, quien ha sido categórica al afirmar que las zonas de sacrificio no pueden existir en ningún lugar de Chile”.

“Es indignante ver lo que nos han hecho las empresas, amparadas por el Estado. Primero se instalan en una comunidad y generan expectativas de trabajo hasta convertirse en perfectos vecinos, pero poco a poco van destruyendo los ecosistemas de un lugar y como si esto fuera poco, producto de sus faenas desmedidas, generan el perjuicio de comunidades que viven en las zonas de sacrificio”, añadió.

Imagen principal: Frente Defensa Ecológico Austral