Nada de bien la está pasando por estos días Consuelo Díaz, una técnico en turismo de 26 años que actualmente trabaja como garzona en un restaurante de la ciudad.

Según consigna La Prensa Austral, días atrás la joven encontró a una pequeña cachorra de dos meses en evidente estado de abandono, por lo que decidió acogerla y cuidarla en su hogar.

Mientras tanto, la profesional publicó en redes sociales una imagen del ejemplar canino y su perfil de Facebook, esto con el fin de hallar a sus dueños. Sin embargo, no obtuvo resultados positivos.

Preocupada por la salud del animal, el martes 19 de marzo Consuelo lo llevó a una veterinaria de la comuna, lugar donde se constató que la perrita no contaba con microchip.

Sumado a lo anterior y tras la revisión de la médico encargada del recinto, el can tenía parásitos, no contaba con las vacunas correspondientes y presentaba una baja de peso, quedando agendada una próxima visita para el lunes recién pasado.

No obstante lo anterior y cuando la joven paseaba a su nueva amiga “Paine” (como finalmente la bautizó), a dos cuadras de su domicilio un hombre le señaló que el animal le pertenecía a él, que éste se había extraviado el 14 de marzo y que tenía fotografías para demostrar sus dichos.

Ante esto, la aludida regresó a su casa y se fue al trabajo, no sin antes dejar al cuidado de sus amigos a “Paine”.

Detenida, esposada y formalizada

Y es aquí donde todo comenzó a complicarse para quien, intentando mejorar la vida de la perrita, terminó viviendo una verdadera pesadilla.

Esto porque mientras trabajaba en el restaurante, personal de Carabineros procedió a detenerla y trasladarla en un carro policial hasta la Segunda Comisaría, permaneciendo allí desde el domingo hasta el mediodía del lunes.

Posteriormente, debió concurrir hasta el Juzgado de Garantía de Puerto Natales, lugar donde además de llegar esposada, fue formalizada por el delito de receptación.

Entretanto, efectivos policiales concurrieron al inmueble de la imputada y, con orden judicial en mano, sacaron a “Paine” para entregársela al supuesto propiestario.

Consuelo señaló al matutino sentirse “mal, humillada, pasada a levar por todos los organismos que deben velar porque las leyes se cumplan (…) Por querer adoptar a una cachorra se me llevó a juicio a mí y no a la persona que estaba infringiendo la norma, siento que la justicia no fue justa, me privó de libertad, me  tuvo encarcelada 24 horas”.