Las relaciones con nuestros vecinos del norte en su más bajo nivel

Las relaciones con nuestros vecinos del norte en su más bajo nivel

13 Enero 2012

"A pesar de las buenas relaciones entre Michelle Bachelet y Evo Morales, nuestra Cancillería no atinó nunca a entregar una solución que satisficiera a ambos países respecto de una salida al mar" Por Marco Enríquez-Ominami

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Desde fines de la guerra del salitre nuestras relaciones con Perú y Bolivia han sidoerráticas: ora privilegiamos a Bolivia, otra al Perú. El presidente Federico Santamaría fuepartidario de entregar a Bolivia Arica o, en su defecto, Camarones o Caleta Víctor. En el casodel gobierno de Carlos Ibáñez del Campo viramos en 180º: se acuerda con Perú, por medio delTratado de 1929, repartir Arica para Chile y Tacna para el Perú, prohibiéndose, sin acuerdo deambos países, cualquier cesión de territorio a un tercero – en este caso Bolivia -.

Sería extenso reseñar en este artículo los diversos intentos, llevados a cabo por Chile,para resolver el problema de la mediterraneidad boliviana; baste citar lo realizado por elgobierno de Gabriel González Videla, Salvador Allende y Augusto Pinochet, en el famosoAcuerdo de Charaña, que fue imposible implementar al no haber acuerdo con Perú entreotras cosas.

Con razón, el gobierno boliviano se agotó por el alargue excesivo respecto al punto 6,que trata del tema de la salida del mar a Bolivia. A pesar de las buenas relaciones entreMichelle Bachelet y Evo Morales, nuestra Cancillería no atinó nunca a entregar una soluciónque satisficiera a ambos países respecto de una salida al mar. Al parecer, habría habido unapropuesta de cesión en comodato de caletas como Cobija, al norte de Antofagasta - otrora elpuerto principal de Bolivia – o Pisagua, al norte de Iquique.

La Cancillería chilena es a veces insuficiente referente al trato con nuestros vecinos delnorte: en este sentido no tiene comparación alguna con Torre Tagle y los doctores deChuquisaca, por consiguiente, casi nada se puede esperar con respecto a un diseño de unapolítica inteligente en relación con nuestros vecinos. Como buenos “fenicios” de América delSur, pareciera que el único centro de nuestras políticas de Relaciones Exteriores es el comercio.

En esta coyuntura no podemos estar peor: demandados por Perú ante el Tribunal de laHaya sobre el tema del territorio marítimo que, a pesar de los triunfalistas y chauvinistas, esbien posibletermine en un reparto y, ahora, Bolivia amenaza con demandar a Chile ante lostribunales Internacionales respecto al tema de una salida al mar.

Las recientes actitudes matonescas como la del ministro de Defensa que amenaza conel ejército si Bolivia persiste en no aceptar los Tratados, sólo sirven para desprestigiar nuestrapolítica exterior e incitar a países hermanos a apoyar la causa boliviana, que cuenta conbastante simpatía dentro de la comunidad internacional de naciones.

Una política internacional que se basa preferencialmente en la intangibilidad delTratado de 1904 tiene pocas posibilidades de éxito y, consecuentemente, bloquea cualquierposibilidad de diálogo. Si los Tratados no pudieran ser revisados y discutidos entre losfirmantes, sería imposible pensar en una salida al mar en la franja contigua a la actual línea dela Concordia.

Con el nuevo gobierno de Perú, posiblemente más permeable que el de Alán García,podría pensarse en una solución tripartita, que permitiera solucionar el problema de lamediterraneidad de Bolivia por la franja que desde Yuta hasta la línea de la Concordia.
No tenemos por qué pensar en que la alternativa de un comodato, en Cobija, porejemplo, tuviera que romper la continuidad territorial de Chile. En la actualidad, el tráfico depersonas y de mercadería puede realizarse libremente y, por lo demás, en el caso de laComunidad Europea se ha demostrado la inutilidad de las fronteras.
El chauvinismo de personas como el de diputados de la Concertación o de la Alianzaademás de las actitudes prepotentes del antes nombrado ministro de defensa y la rigidez denuestro ministerio de Relaciones Exteriores en el actual gobierno, que no está dispuesto aaceptar el cambio ni de una coma del Tratado de 1904, hace imposible cualquier negociacióncon Bolivia.

Hay que tener en cuenta que el gobierno de derecha está completamente aislado enAmérica del sur; el único aliado posible es Colombia, hoy gobernado por el presidente Santosque, por lo demás, a diferencia de Álvaro Uribe, no está interesado en eje de derecha, sinomás bien en una apertura hacia sus vecinos de izquierda – Ecuador, de Rafael Correa yVenezuela, de Hugo Chávez y, seguramente, ahora con Perú, de Ollanta Humala.

La clase política criolla está equivocada en la apreciación respecto a la actuación denuestra Cancillería en la reunión de la OEA, de San Salvador; la verdad es que la mayoría de lospaíses solidarizaron, sentimentalmente, con Bolivia, y el acuerdo de que este problema seadiscutido bilateralmente representa un imperativo moral a nuestro país, en el sentido deresolver, a la mayor brevedad posible, el tema de la mediterraneidad de Bolivia, cosa que noserá posible, de seguir la política actual de nuestra cancillería.


Marco Enríquez-Ominami