La falta de altura de mira en el debate energético de Chile

La falta de altura de mira en el debate energético de Chile

19 Julio 2011

Chile es el país con mayor potencial de energías renovables del planeta, pero para aprovechar esa potencialidad necesitamos un debate serio, profesional, con altura de mira, desarrollado por investigadores expertos en la materia.

Andrés Gillmore... >
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Por Andrés Gillmore, Secretario y vocero Corporación Costa Carrera www.costacarrra.cl

 

La última encuesta de Fundación Aysén Futuro realizada la semana pasada en Aysén, en el sector de Coyhaique y Puerto Aysén -a un universo de más de 1300 personas- reveló que  ha crecido sustancialmente el rechazo al proyecto HidroAysén, llegando ese rechazo al 72%, sumado a una desconfianza total en las prácticas de la empresa, develadas en sus formas y sus procederes, sobre todo en cómo han gestado la publicidad fuera de la región, considerada engañosa. Lo que hace  ver que a pesar del esfuerzo y el enorme gasto de la empresa en publicidad no han engañado a nadie en Aysén, demostrando que Aysén desde siempre ha sido contrario a la intención de construir represas en los ríos Baker y Pascua, solo que ahora se estudia y se hacen encuestas que así lo demuestran.

Desde que se aprobó HidroAysén la gran crítica que hemos recibido los que somos contrarios al proyecto, es en el por qué no presentamos reclamaciones ante el servicio de evaluación ambiental -el SEA, en su momento-  la respuesta es simple y clara: el SEA no dio ni da garantías de imparcialidad y de profesionalismo en su actuar.

Hoy el tema se ha judicializado, porque en esa vía se ha podido tener una referencia importante y lograr algo en concreto con base de sustentación legal que sea tomado en cuente con seriedad que nos garantice y nos lleve a demostrar la verdad de los hechos ocurridos en la evaluación del estudio de impacto ambiental de HidroAysén, que lo  realizado ese 9 de mayo en Coyhaique, no estuvo ni cerca, ni menos de acuerdo al protocolo presupuestado para estos casos, que exigía neutralidad y profesionalismo, con garantías hacia la población de que las cosas se harían bien.

Los que apoyan el proyecto creen que porque la institucionalidad vigente posibilitó la aprobación de la intención de HidroAysén a través de este nuevo formato (SEA), tiene que dejar el ilícito cometido fuera de todo debate y requerimiento y es  todo lo contrario. Si la institucionalidad no es la adecuada y no se respetan los protocolos de trabajo, tendremos que luchar por demostrar nuestra verdad, sustentados en la propia justicia que está para ello. Es más, el deber de todo ciudadano honesto, preocupado por su país, su región y de su futuro, es precisamente defender estos valores básicos de relación directa con la ética y los procedimientos, en este caso aún más porque está en juego la vida y desarrollo de toda una región y la visión de un país ante un tema crucial como lo es la matriz energética, con  procedimientos que marcaron al país a fuego y fueron la mecha que encendió la revuelta ciudadana que hoy estamos viviendo en el país.

En una sociedad democrática que se dice participativa -que es a lo que aspiramos todos los chilenos, sin excepción- el sistema tiene que dar las garantías suficientes y las certificaciones necesarias de que las cosas se hacen de acuerdo a los procedimientos establecidos, que en caso de ser necesario se pueden cambiar, guiándose bajo la fundamentación del bien general, si eso significa un esfuerzo extra para el sistema y el modelo habrá que hacerlo si así se lo considera. Ésa es la esencia de la democracia moderna a la cual aspiramos, la evolución de las ideas y su perfeccionamiento.

El Estado de Chile necesita ser más eficiente en sus estrategias, sus conceptos y sobre todo con los protocolos de operación y evaluación de las diversas formas para proceder con estrategias que permitan una evolución con estándares mundiales de países desarrollados, sobre todo en este caso del proyecto HidroAysén, que hoy es la piedra angular de la forma del desarrollo moderno de una nación y su proyección futura.

El modelo energético chileno, sin duda alguna, está en crisis, se sustenta en el diesel, las termoeléctricas a carbón y las mega centrales hidroeléctricas, que son precisamente las que quieren construir en Aysén, que son las que liberan más gas metano, el componente principal de los gases de efecto invernadero que tanto destruyen el planeta.

La agencia Bloomberg New Energy Finance señaló el pasado mes de mayo en el Congreso Nacional ante la Comisión de Minería y Energía, que las energías renovables no convencionales son hoy económicamente competitivas; en el futuro lo serán aún más, sobre todo en el caso chileno, pero lamentablemente el modelo económico que ha imperado en el país desde la entrada a la democracia, sustentados en la economía de mercado, hace complicada la transformación sustancial de la matriz energética del país, porque para ello se necesita la voluntad política del estado chileno, que hoy está en manos del modelo de mercado, que hace que el Estado sea un simple observador y no tenga injerencia en nada en las políticas de desarrollo y no lo que debería ser por naturaleza, un ente regulador que vele por todos.

Esta reconversión pretendida que no es posible hoy sin una debida instrumentalización de la intención a través del Estado base fundamental, con la creación de incentivos a través de subsidios, créditos blandos y tarifas reducidas que estimulen la investigación en esta materia. Chile es el país con mayor potencial de energías renovables del planeta, pero para aprovechar esa potencialidad necesitamos un debate serio, profesional, con altura de mira, desarrollado por investigadores expertos en la materia y por sobre todo, vincular a las universidades con el mundo empresarial con proyectos en conjunto, que permitan una investigación seria y responsable, sin la ideologización de los resultados.