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En 2013 se activó un brote de gripe aviar en gran parte del planeta, causando con ello revuelo entre la comunidad científica mundial, provocando que la Organización Mundial de la Salud (OMS), pidió en su momento que vigilaran atentamente los focos de esta influenza.

Producto de lo anterior, académicos nacionales se encuentran prontos a iniciar la llamada Expedición Científica Antártica (ECA-54), que se lleva a cabo con el fin de investigar diferentes tipos de pingüinos y su relación con la influenza.

Durante la excursión, que lleva adelante el Instituto Antártico Chileno (Inach), los investigadores esperan tomar muestras de pingüinos adelia y papúa en las bahías Fildes y Paraíso; islas Doumer, Lagotellerie y Avian, además del cabo Shirreff.

El doctor en Ciencias Biomédicas del Centro de Investigaciones perteneciente a la Universidad Católica, Rafael Medina, lidera el proyecto denominado “Ecología del virus de influenza aviar en Antártica: rol de las aves migratorias en la introducción de influenza en la población de pingüinos”.

Medina aseguró que “encontramos evidencia serológica (anticuerpos en la sangre) de que existe presencia de influenza en la región. A través de muestras sanguíneas, observamos que estos pingüinos (adelia) mantienen anticuerpos contra el virus. Esta temporada 2018 queremos obtener una mayor cantidad de muestras que el año pasado”.

Respecto de cómo habría llegado el virus a la región, el especialista detalló: “Hemos encontrado un virus mediante estudios preliminares, que si bien tiene algunos datos que nos indican que puede ser autóctono de la Antártica, también está relacionado con influenza encontrada en patos en Norteamérica”.

El profesional señaló que “existe una evidencia clara que hay una potencial de introducción, pero queremos entender la dinámica y cómo se relacionan entre sí”.