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Enrique Manzur: Después de un año de discusión por educación, los cambios fueron más bien cualitativos

02 Febrero 2015
En conversación con Radio Universidad de Chile, el Vicerrector de Asuntos Económicos se refirió a los aportes del Estado en la Universidad.
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Es tiempo de receso en la Universidad de Chile. Sin embargo, muchos planes se deben dejar listos antes de interrumpir las actividades académicas y administrativas. Quien bien sabe de eso es el Vicerrector de Asuntos Económicos y Gestión Institucional, para quien enero fue tiempo de presupuestos, reuniones y planificaciones para 2015.

Enrique Manzur arribó a la Vicerrectoría en invierno de 2014, meses en los que Ennio Vivaldi asumía como el nuevo Rector de la Universidad. Uno de los primeros desafíos con los que se enfrentó en su cargo fue poner atención al debate sobre el financiamiento del Estado a la educación superior pública, proceso que significó ingresos extra para su administración.

El Ingeniero Comercial de profesión reconoce que estos aportes son marginales respecto del gran presupuesto que maneja la Universidad. Sin embargo, espera que su incremento sea progresivo en los próximos años.

“La verdad es que después de un año de harta discusión, los cambios fueron más bien cualitativos. Por ejemplo, el haber hecho la distinción al interior de las universidades del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH) entre las estatales agrupadas en el Consorcio de Universidades del Estado de Chile (CUECH) y el G9 -las universidades privadas no estatales-.

Para las universidades estatales se creó una glosa nueva en el presupuesto al que se le dio el nombre de Convenio Marco. En este Convenio se incorporó recursos que ya estaban asignados previamente, como eran los fondos basales por desempeño y el aporte incremental del 5 por ciento en el Presupuesto y, además, se agregó un monto de recursos nuevos, que sin embargo para la Universidad no son significativos. En el caso específico de la Universidad de Chile, se le asignó un poco más de 2 mil millones de pesos para un presupuesto que alcanza los mil millones de dólares.

No obstante, existió un cambio en la forma en que se le asignan los recursos, haciendo una distinción entre las estatales y no estatales, por eso esperamos que estos recursos se vayan incrementando. Además, estos recursos vendrían acompañados de convenios entre las instituciones y el Ministerio de Educación.

De forma paralela se agregó una segunda partida, que se llamó internacionalización. Para estos fondos se pusieron requisitos como tener siete años de acreditación, o tener un número de al menos diez doctorados acreditados, etc. Por ello, las únicas que accedieron al financiamiento fueron la Universidad de Chile y la Universidad Católica. A nivel de ingresos, este fondo aportará otros dos mil millones que debieran ir al fortalecimiento de crear una universidad de clase mundial, es decir, debemos pensar qué cosas podemos hacer que sitúen a la Universidad de Chile en el concierto internacional de universidades a través de investigación, innovación en la docencia, etc”.

¿Estos dos aportes tendrían que incrementarse o solo los provenientes del Convenio Marco?

Uno esperaría que el Convenio Marco aumente. Piensa que son 16 universidades estatales y el Convenio Marco completo son 34 mil millones, un poco más de dos mil millones para cada universidad si se repartiera de manera proporcional. Por lo tanto, claramente tendrá que aumentar.

El de internacionalización depende, porque podrían aumentar los recursos, pero también las universidades con los requisitos para su adquisición. Por eso, podrían haber más dudas respecto de la proyección de los aportes para la Universidad de Chile. En el del Convenio Marco uno esperaría que aumentara y de manera significativa.

En ese sentido, ¿cómo se viene este 2015 en materia de discusión de políticas educativas?

Va a ser un año muy importante, porque en la medida que se cumpla el compromiso del gobierno de que en 2016 se inicie el camino hacia la gratuidad hay que empezar a trabajar en los mecanismos para lograrlo. Eso significa, por ejemplo, que el Estado debe definir previamente cuál va a ser la forma de determinar esos recursos a transferir a las universidades, antes de que los primeros alumnos empiecen a gozar de la gratuidad.

El desafío es ver cómo vamos a pasar del mecanismo del pago de aranceles al hecho de que exista gratuidad y que coexista, al menos durante un periodo de transición, la gratuidad con el seguir pagando aranceles que, probablemente, ya no van a ser fijados por cada universidad sino por el Estado. Es importante que éstos sean los mismos que se fijen por conceptos de transferencias por gratuidad que los que cobre cada institución.

Y en ese debate sobre los mecanismos de transferencia, ¿qué rol les cabe a las universidades?

Hay una comunicación periódica entre el Ministerio y las universidades. En cada una de las reuniones que hay del CUECH y del CRUCH asiste el Jefe de la División de Educación Superior (Francisco Javier Martínez). Además, cuando esa propuesta se empiece a tramitar, lo más probable es que se repita el escenario que pasó en la discusión del Presupuesto 2015, es decir que tanto diputados como senadores van a pedir la postura de las universidades. En esa lógica, la opinión de la U. de Chile siempre es importante y valorada. Ahora, el grado de aceptación de nuestras propuestas es difícil de prever, pero creo que va a haber una discusión profunda y rica.
En materia de la Vicerrectoría, ¿cuáles son los principales desafíos?

Como su nombre lo indica, el trabajo de la Vicerrectoría tiene que ver con la situación financiera y la gestión general de la Universidad. Por lo tanto, tiene que ayudar a mantener los equilibrios, asegurar la disponibilidad de recursos y su uso adecuado. En términos de gestión, probablemente, uno no se imagina, por ejemplo, que todas las construcciones terminan en esta Vicerrectoría, independiente de dónde sea esta reparación.

Otros de los desafíos están puestos en la discusión presupuestaria y en la gestión del hospital. Esto último implica un uso bastante grande de la caja de la Universidad, porque la deuda que el Hospital tiene con nosotros alcanza los 25 mil millones de pesos. Pero en general, lo que esta vicerrectoría hace es tratar de promover el mejor uso de los recursos que tiene.

Ahora, si uno lo pone en contexto, en términos financieros, la situación actual es bastante buena, sana. Al mirar la historia de la Universidad, en la década de los noventa, nos encontramos con que se tuvo que endeudar fuertemente e incluso desprender de activos, pero hoy la situación es opuesta, porque la Universidad logró pagar esa deuda que convertida a hoy debe haber sido cerca de 47 mil millones de pesos. Entonces, esos recursos con los que antes se pagaba la deuda, hoy están destinados a un fondo de inversión, tanto de infraestructura como de desarrollo académico, lo que ha permitido avanzar en proyectos como Vicuña Mackenna 20, los proyectos de Ciencias Sociales, de Filosofía, etc.

¿Y en investigación y desarrollo científico?

Por un lado, esto tiene que ver con cosas más básicas como tener mayor infraestructura para la investigación, equipos, fomentar la participación conjunta de nuestros investigadores con investigadores de primer nivel de otros países.

Pero tampoco debemos descuidar lo que tiene que ver con lo estratégico, que no sean solo los centros más importantes del mundo, sino que no perder de vista Latinoamérica. Esa cosa mixta, de estar abiertos al mundo en las fronteras del conocimiento, pero en contacto con la realidad y el contexto de Latinoamérica.
En ese sentido, los dos mil millones que se recibirán por concepto del fondo de internacionalización, si bien no cambian dramáticamente la situación, permiten que la Vicerrectoría de Educación y la Académica propongan proyectos que se puedan financiar para darles el mejor uso a los recursos.

Sin embargo, hay algo importante de precisar: el detalle del recursos, tanto del Convenio Marco como el de internacionalización no están todavía explícitos. Está la partida presupuestaria, pero no está aún el reglamento. Por lo tanto, como una forma de responsabilidad, están puestos como ingresos, pero no están asignados. La asignación debería estar durante el primer semestre de 2015, vamos a estar trabajando en eso para que pueda ser aprobada por el Consejo Universitario y el Senado de la Universidad.

Volviendo a los recursos asignados, ¿por qué es tan importante que el Estado incremente los ingresos? Y ¿qué desafíos genera para la Universidad de Chile contar con estos nuevos aportes?

Ese, probablemente, va a ser el principal desafío de las universidades y particularmente de la Universidad de Chile. Es que la estructura que hoy tiene la Universidad, en términos de centralización y descentralización y la que tiene en el uso de los recursos, responde fundamentalmente a las condiciones a las que se tuvo que ir adecuando con los cambios de la historia: pasar de ser una universidad propiamente estatal a ser una de propiedad del Estado, pero que tenía que autofinanciarse implicó muchos cambios.

Hoy, el análisis que hay que hacer, entendiendo que puedan haber cambios significativos en la manera en que las universidad se relacionan con su propietario, también tiene que darse en el repensar del funcionamiento de la Universidad. Así como hasta ahora la dependencia de los aranceles y cuánto subían, era un tema clave, probablemente va a dejar de ser un elemento relevante porque va a ser el Estado el que determine esos parámetros. Sin embargo, surgen nuevos desafíos como la flexibilización en la gestión de las universidades estatales, que han tenido que cargar con el hecho de tener una serie de restricciones pensadas más bien para los órganos centrales del Estado, -aquellos que tienen presupuestos predeterminados, y que su única obligación es usarlos adecuadamente, pero no tienen que generar recursos-, pero las universidades estatales estaban en esta cosa que tenían que competir, pero con todas las regulaciones del sector público como ley de Compras, Transparencia…

Otra de las cosas donde hay que avanzar es en equiparar los requisitos de las universidades. Por ejemplo, hoy tenemos en el sistema universidades con requisitos distintos: yo puedo conocer la remuneración desde el Rector hasta el último funcionario de la Universidad de Chile, pero del resto de las universidades del CRUCH, las no estatales, no tienen ese requisito, entonces eso genera una diferencia que es discutible. Uno pudiera decir, si existiera una Superintendencia de Educación Superior tendría que poner reglas comunes, más allá de las naturaleza jurídica de cada institución, así como pasa con los bancos,. Eso es sumamente relevante.

El tema de las desburocratización es otro de los desafíos a trabajar. También, el que la contrapartida de este mayor aporte del Estado va a estar en la gobernanza de las universidades. Por lo tanto, la pregunta va a ser, más allá de que las autoridades en la Universidad de Chile sean elegidas en sus claustros, cómo se relaciona el Estado con la Universidad. Hoy es a través de la presencia de dos representantes de la presidencia en el Consejo (que aún no han sido nombrados), pero más allá de eso, la pregunta es cómo se va alineando todo esto a lo que requiere el país. Hasta ahora, la Universidad fue dejada bastante libre, lo que es bueno, pero también es cierto que tenemos una responsabilidad, somos parte del Estado y como tal debe ser la primera en llevar la discusión en políticas públicas que sean favorables para el país. Y ahí hay materia pendiente.

Finalmente el desafío del crecimiento. Tenemos mucho donde crecer, hay mucho interés de los estudiantes por estar en la Universidad de Chile, pero proporcionalmente hemos crecido menos que la población en educación superior. Porcentualmente hemos crecido menos que el sistema.

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