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Salud Mental: Erradiquemos los prejuicios y hablemos de la soledad

06 Octubre 2020

¿Por qué se vuelve importante hablar de ello? Porque nuestro funcionamiento como sociedad ha magnificado este sentimiento en las personas, porque la salud mental en nuestro país es de las que reportan mayor prevalencia de ideación suicida y depresión a nivel mundial.

Sebastián E. Tapia >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

Él, joven de treinta y tantos, con trabajo estable, independiente. Tiene un lugar propio donde vive solo. Se reúne frecuentemente con sus amistades, mantiene contacto con sus padres. En el trabajo mantiene un perfil sociable, dicharachero.

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Ella, señora de cincuenta y tantos. Estuvo casada una vez pero actualmente no mantiene relación de pareja, vive con su madre. Por su trabajo y dinámica familiar no tiene oportunidad de compartir mucho con otras personas. Es una gran amiga de su celular y de las redes sociales.

¿Qué tienen ambos en común? Algo que no está explicitado y que cada vez muchas más personas reportan sentir: Soledad. Sentimiento de soledad, de vacío, de no pertenencia. La soledad es entendida como el sentimiento de aislamiento de una persona (a modo de percepción, por opción o circunstancias particulares) que es señalado como desagradable, angustioso o deprimente. Se puede dar a diferente edad pero es asociada con mayor prevalencia en la vejez (lo cual cada vez más está en entredicho a la luz de nuevos estudios). Paradójicamente muchas de las personas que reportan sentirse solas cuentan con una red familiar o de amistades con quienes tienen una relación comunicacional más o menos estable. Esto incluso conlleva a que se sientan aún más culpables por experimentar la soledad.

¿Por qué se vuelve importante hablar de ello? Porque nuestro funcionamiento como sociedad ha magnificado este sentimiento en las personas, porque la salud mental en nuestro país es de las que reportan mayor prevalencia de ideación suicida y depresión a nivel mundial; porque actualmente la soledad es considerada como una de las grandes problemáticas del siglo XXI. Ya no basta cuántos televisores tenemos en casa, cuántos viajes soy capaz de financiar o cuánto ingreso generamos a fin de mes. El concepto de felicidad es muy importante a tener en cuenta a la hora de evaluar calidad de vida en las personas. En un mundo donde la conectividad virtual cada vez es mayor, donde en las redes sociales podemos tener cientos de amigos, las personas relatan sentirse cada vez más solos y menos conectados a los demás.

El impacto de la soledad en la salud se ha estudiado y los resultados son impactantes: el riesgo de muerte puede aumentar hasta un 26% en personas que se sienten solas crónicamente, en estado depresivo. El aumento de interacción social mediante la tecnología ha generado que se pierda el concepto de empatía y que muchas personas escojan la interacción virtual sobre el físico. El no contar con vínculos sociales hace que las personas no puedan recibir ayuda cuando lo necesiten: las personas solitarias tienen el doble de posibilidades de morir de manera prematura. Quienes tienden a sentirse solos, presentan mayor preponderancia a caer en conductas de excesos como es el mayor consumo de alcohol, cigarrillo, ingesta de alimentos o adicciones en general.

Es tan importante el tema y así lo están reconociendo diferentes naciones que en Gran Bretaña existe el Ministerio de la Soledad, dedicada a abordar el tema principalmente en la población adulta mayor. Si en nuestro país pareciera no existir el sentido de urgencia frente a esta temática ¿Cómo podemos combatir esta realidad desde nuestro diario vivir? El investigador Dr. David Halpern refiere: "Tener a alguien que te quiere, alguien con quien puedas hablar si tienes un problema, es el predictor más poderoso de si vas a estar vivo dentro de 10 años, más que cualquier otro factor, ciertamente más que fumar". Como ciudadanos debemos tener el cuidado de responsabilizarnos por los contextos donde nos desenvolvemos, desde el grupo familiar a los espacios laborales, donde vivimos, con nuestros vecinos, intentando hacer sentir bien a las personas con las que nos rodeamos, saber ofrecer conversación y compañía a quienes percibimos que puedan necesitarlo.

Si tu sentimiento de soledad es recurrente pide ayuda. Convérsalo con un familiar, amigo/a o terapeuta. Ya el compartir tus sentimientos permitirá replantear mucho de lo que estás viviendo. Atrévete a cuestionar el uso que le das y el tiempo que le dedicas a las redes sociales: ciertamente que nos han permitido estar en contacto, más aún en contexto de encierro que vivimos, pero hay que estar atento a que no se convierta en el único medio de interacción social. Hay que tener siempre conscientemente que la vida proyectada en redes sociales no siempre se condice con la realidad. Compartir gustos o hobbies afines con otras personas también es muy recomendado: investiga grupos o talleres respecto a temas que son de tu interés y permítete conocer a nuevas personas (ya sea virtual o presencialmente).

Hoy más que nunca tenemos el deber moral en un mundo tan individualizado de hacernos cargo de nuestros compañeros y hermanos ciudadanos.

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