Martín Lasarte: Una carta inesperada

Martín Lasarte: Una carta inesperada

17 Febrero 2021

Esta decisión parece haber sido tomada con la premura de contar con un seleccionador pronto, pensando en que la próxima fecha clasificatoria se disputará en marzo y “la roja” estaba perdiendo tiempo para preparar esos desafíos, sin la existencia de un conductor claro.

Francisco Herrera >
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Finalmente, la selección adulta de fútbol masculino definió a su nuevo entrenador una vez consumada la salida de Reinaldo Rueda. El nombre elegido fue el del director técnico uruguayo Martín Lasarte, quien dirigiera dos veces en Chile, tanto a Universidad Católica como Universidad de Chile.

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Para ser sinceros, esta decisión parece haber sido tomada con la premura de contar con un seleccionador pronto, pensando en que la próxima fecha clasificatoria se disputará en marzo y “la roja” estaba perdiendo tiempo para preparar esos desafíos, sin la existencia de un conductor claro. Y es que las gestiones de Pablo Milad y el recientemente contratado director deportivo Francis Cagigao no lograron dar con el nombre que sustentara el discurso en torno al supuesto proyecto que quieren establecer para las selecciones nacionales de futbol. Este proyecto se basaría en una propuesta de desarrollo común para las selecciones, teniendo a Cagigao y su experiencia como “caza – talentos”, en el rol de articulador de un proyecto que pueda potenciar las futuras generaciones del fútbol chileno, entendiendo que la “generación dorada”, está próxima a la natural curva descendente de rendimiento.

En el medio futbolístico parece no haber un entendimiento claro de los desarrollos deportivos, mucho menos de las carreras deportivas, pues aparece constantemente y con tozudez, la exigencia de que la generación anteriormente nombrada, siga siendo la base de un proceso clasificatorio que a toda costa debería tener a Chile en el próximo mundial de Qatar. Es extraño el razonar. Sobre todo si pensamos que, en materia futbolística, los éxitos no han sido abundantes ni inmediatos, pero parece ser que la obtención de dos Copas América en forma consecutiva, terminó atrofiando el pensamiento de muchos.

Hoy aparece Martín Lasarte en la banca del seleccionado masculino adulto, y probablemente “Machete” sólo cumpla un rol de seleccionador, aquella figura a cargo de elegir a los mejores jugadores del momento para el cumplimiento de una propuesta particular, sin necesariamente asumir responsabilidades formativas, ni un trabajo constante y concreto en la creación y generación de alternativas. Cada quien podrá ponderar si esto es bueno o malo, en función de los objetivos propuestos. Lo cierto es que hoy el discurso no se condice con la decisión tomada.

El riesgo está, en que, basados en una premisa selectora, el rendimiento esperado dependerá mucho del momento profesional que atraviesen los futbolistas y la disponibilidad de los mismos para las fechas clasificatorias. Por tanto, en esta pasada, la inesperada carta que terminó siendo Martín Lasarte, es una apuesta con menos piso, del que tenía Reinaldo Rueda al momento de partir. La responsabilidad no está en el entrenador, sino en quienes no han podido, en su primera tarea, concretar la propuesta base del trabajo que dicen estar articulando.  

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