La amenaza de los divergentes

La amenaza de los divergentes

15 Abril 2021
La desigualdad en Chile, medida por el índice Gini, es 0,47. Este número nos sitúa en el lugar 24 sobre el total de 159 países con datos disponibles, y nos corona como el país más desigual de la OCDE.
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Coronavirus, Cine, Desigualdad Foto: Unsplash

Por Francis Valverde Mosquera, Directora de la Asociación Chilena Pro Naciones Unidas (ACHNU) 

Es probable que los amantes de la ciencia ficción hayan visto la película Divergentes (dirigida por Neil Burger, 2014). En ella, se presenta la historia de una sociedad futurista, donde la gente está dividida en facciones basadas en sus personalidades. Estas son Cordialidad, Erudición, Abnegación, Verdad y Osadía.  La protagonista, Tris Prior, no calza en ninguna de ellas, por lo cual es catalogada de Divergente. Por ello para sobrevivir, debe ocultarse en alguna de las otras facciones existentes, eligiendo Osadía. Los Divergentes pueden pensar de forma independiente, el gobierno no puede controlarlos y se consideran una amenaza al orden social existente. Lo interesante es que esta división en categorías se produce para asegurar la sobrevivencia de una sociedad posterior a un desastre.  

La idea del desastre con es una invención cinematográfica. Convive con nosotros. El desastre de la crisis sanitaria de nivel planetario provocada por el Covid-19 ha puesto a todas las sociedades en jaque, y los estados deben buscar maneras de mantener segura a la población, mientras se encuentran las vacunas que puedan controlar la enfermedad. Uso de mascarillas, distancia social, lavado permanente de manos, cuarentena y toque de queda. Para ello, el control policial durante el día y militar durante el toque de queda se ha mantenido en Chile desde marzo del 2020.  

Últimamente, en pleno verano, han proliferado las fiestas “privadas” y “clandestinas” donde los y las jóvenes deciden divertirse, enfrentándose a las consecuencias de ello, contagio y sanciones legales, podríamos decir que ellos y ellas son DIVERGENTES puesto que no responden a las normas sociales y están dispuestos a correr todos los riesgos. Pero en Chile los divergentes están, a su vez, divididos en clases sociales. Tenemos divergentes de clase alta, quienes tienen “fiestas privadas” masivas, donde la policía les pide detenerlas a causa de los ruidos molestos y nadie es detenido; y están las “fiestas clandestinas”, de los otros divergentes, los de las clases bajas, que son detenidos y pasados a tribunales por romper las leyes y poner en peligro al resto de la población, estos son catalogados de “irresponsables” que piensan solo en sí mismos. 

La desigualdad en Chile, medida por el índice Gini, es 0,47. Este número nos sitúa en el lugar 24 sobre el total de 159 países con datos disponibles, y nos corona como el país más desigual de la OCDE. Por lo tanto, la pandemia afecta de manera desigual a los distintos grupos sociales, dentro de ellas a los divergentes mientras las autoridades policiales actúan diferenciadamente: represión para los más pobres y comprensión para los que detectan el poder. 

Quizás la similitud con la película Divergentes está errada, pues Chile se acercaría más a la serie española La Valla, (dirigida por Daniel Écija,2020), en la que producto de un virus letal, se divide a la ciudad utilizando un muro. A un lado del muro los que tienen poder y dinero, los privilegiados, cuyos jóvenes hacen “fiestas privadas” y, al otro, el resto, los que tienen que sobrevivir, y cuyos jóvenes, cuando deciden divertirse, hacen “fiestas clandestinas”, que no son cualquier fiesta: se trata de fiestas reprimibles. 

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