Los niveles en que se va a estabilizar el siglo XXI empiezan por el cambio climático y su efecto en el aumento de la temperatura lo que impide que se desarrollen diversas actividades en los episodios críticos de contaminación bajando la productividad y haciendo estériles medidas tanto de corto como de mediano plazo en la economía. Es aquí donde la población, la riqueza y la tecnología son variables para predisponer las condiciones ambientales que van a tener la macro o microeconomía. En concordancia América Latina tiene un índice energético de -0,1% y de intensidad carbónica de -0,2% que indica que estamos bajos de acuerdo al valor del dinero en forma actualizada.

La productividad es una palabra muy conocida que va a tener que ser reemplazada por una socialización productiva donde las personas vayan ganando tiempo de mejora personal. Esto permitirá que la reforma esté dando sus primeros pasos e ir disminuyendo las horas de trabajo.

El problema es que cae en tiempos en que el sector privado no puede verse impactado debido a las fluctuaciones internacionales de los commodities; el exceso de barreras de entrada; las regulaciones de nuestro país; la falta de coordinación internacional y la regresividad de la competitividad internacional y la volatilidad del dólar. Lo anterior, se puede ver reflejado en los tiempos para subir los precios en relación con los procesos legislativos que existen en el Congreso lo que hace impactar a la clase media. La clase media no está beneficiada por el Estado porque solamente los instrumentos llegan a los dos primeros quintiles. Sin embargo, el tercer y cuarto quintil queda en un espacio de nadie que los Senadores deben empezar a salvar ya que tenemos la capacidad de poder llegar en forma práctica.

Se requiere una plataforma que permita ir midiendo como las medidas van a ir teniendo efecto en la población al cuarto año cuando la Presidenta Michelle Bachelet empiece a dejar el Gobierno, lo cual no se ha dicho como será. Se requiere de una fuerte autoridad tanto en Hacienda como en Medio Ambiente para enfrentar las medidas económicas que se van a tener en los diferentes escenarios políticos que se estén demandando y que esto no gire en torno a los puros recursos económicos y naturales. Ahora se debe concretar acuerdos en el país sobre la coordinación de energía – medio ambiente, sin que cada uno no deje de ser independiente.

La Alianza del Pacífico tiene un acuerdo de proyectar de una mejor forma los instrumentos que utiliza el país dentro de la Región, lo que permite explicar la reforma tributaria como una norma que entra en vigencia en 2018. De esta manera, se ajusta a la tendencia que van teniendo países como Perú y Colombia que van creciendo con reformas que impulsan sus economías dentro de los países más competitivos a nivel mundial. Dentro de las miradas están los temas de los impuestos que requieren que se requiere para reducir las externalidades que sufre nuestro país; lograr una mayor eficiencia económica; tener un mejor balance financiero y medidas que permitan prever los cambios climáticos para tener una economía que vaya equilibrándose en los dos próximos gobiernos para que existan sectores que sean protegidos, tales como el transporte, la energía, la agricultura, los desechos, la agroindustria, la petroquímica y los bosques.

La evolución de este tipo de reformas está dada por la calidad de las medidas tomadas en medio ambiente para gravar las emisiones industriales que no correspondan y los cargos por el uso de recursos que generen contaminación. En tanto en salud se busca evitar el alto número de licencias y bajar el número de hospitalizados en los hospitales. Con este fin se necesitan mayores instrumentos y personal que permita fiscalizar todas estas medidas que se están generando para incorporar los impuestos ambientales y que esto no signifique un impacto directo a las pymes.