El difícil control de la ola migratoria del Ébola

El difícil control de la ola migratoria del Ébola

10 Octubre 2014

Con más de 8 mil personas infectadas, 3.879 muertos, el primer caso en España y la presencia del posible primer enfermo en Brasil, experto de la Universidad del Pacífico analiza la ola migratoria de esta mortal enfermedad y el riesgo para Chile y Sudamérica.

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Según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de infectados por el virus del ébola ya asciende a más de 8 mil personas, con 3.879 muertos. “La epidemia de Ébola en África Occidental se ha expandido hacia Europa, Estados Unidos y presumiblemente Brasil, a través de viajes de personas en periodo de incubación o inicio de los síntomas inespecíficos”, explica el profesor de Ingeniería en Prevención de Riesgos en Universidad del Pacífico, Dr. Alexander Betzhold. 

Ante esta situación, el especialista indica que “este es un problema de inteligencia médica o inteligencia sanitaria, que requiere vigilancia epidemiológica, seguimiento aduanero y policial de rutas migratorias formales e ilegales, establecimiento de procedimientos, pero lo más importante, inversión e implementación de equipamiento de protección personal, de detección presuntiva y confirmativa y de medios de aislamiento para transporte y tratamiento médico a nivel de organismos de aduana, policía, sector salud y defensa”, puntualiza. 

Si bien reconoce que en el caso de Chile ha habido tiempo para prepararse y se han incorporado las lecciones aprendidas por otros países, el punto anterior podría no estar totalmente resuelto. “Se han elaborado procedimientos, pero se podría adolecer de equipamiento y tecnología adecuada y de capacitación del personal de primera línea (aduana, salud, policía, defensa), fundamentalmente por inversión económica insuficiente y economías mal enfocadas en una solución ‘a la chilena’”, señala Betzhold. 

El problema se agrava debido a la inespecificidad de los síntomas de la enfermedad, que incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, vómito y diarrera. “Estos síntomas pueden llevar a sospechar de gripe o de enfermedades tropicales como la malaria o el dengue, salvo cuando ya se está en la fase hemorrágica de sangramiento nasal, fecal o anal, lo que deja que pasajeros infectados ingresen a países hasta ese momento libres de la enfermedad, facilitando su diseminación en personas y animales”, afirma. 

Según Betzhold, los factores críticos para la diseminación del virus tienen que ver con el control aduanero de viajes y rutas migratorias, los procedimientos de detección precoz de casos sospechosos, la dotación de elementos de protección personal para personal de aduana y salud, la habilitación de zonas de aislamiento y de ambulancias con camillas de aislamiento, la implementación de áreas de cuidado intensivo con aislamiento infeccioso en hospitales.

“Para la detección precoz en aduana, se requiere de protocolos, áreas de aislamiento para examen médico, aplicación de pruebas rápidas de inmunoensayo, de tipo diferencial o presuntivo, toma de muestra de secreciones para análisis genético PCR posterior y derivación en ambulancia hacia centros hospitalarios, si fuera el caso. A esto se agrega que también hay que considerar la migración informal o ilegal, que ha sido advertida por Estados Unidos”, señala. 

Ébola: Protección del personal 

El aislamiento de pacientes sospechosos de infección de ébola es para evitar el contacto con sus secreciones (saliva, sangre, sudor, vómito, etc.), por eso los aeropuertos, aduana terrestre y puertos marítimos de cruceros y marina mercante deberían implementar salas de aislamiento del resto de los pasajeros y personal, para separar a los sospechosos y disminuir sus contactos, permitiendo un examen médico orientado a definir si se requiere evacuarlo a un hospital. 

El traslado de un paciente sospechoso hacia un hospital también requiere de aislamiento y con personal sanitario debidamente protegido. 

“La protección del personal de aduana y sanitaria, incluye trajes desechables, capuchas con pantalla transparente, equipos respiratorios con filtros para aerosoles y ventiladores de aire autopropulsados (PAPR), guantes de PVC y botas o cubrebotas, que después del procedimiento deben ser desinfectados con una solución de hipoclorito de sodio y eliminados como residuos peligrosos infecciosos”, precisa Betzhold. 

En el caso de los hospitales de derivación, estos deben combinar las medidas de zonas de asilamiento infeccioso con el de UCI (Unidades de Cuidado Intensivo). “En este punto, se debería imitar el manejo que Chile ha establecido para el Hantavirus en Coyhaique y Puerto Montt, donde a los pacientes con sintomatología similar a la del Ébola (fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, vómito y diarrea), se les aplica ventilación mecánica y monitores de vigilancia de parámetros fisiológicos”, concluye el académico de Prevención de Riesgos de la Universidad del Pacífico.

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Foto: Flickr CC European Commission DG ECHO