La realidad de las emprendedoras

26 Noviembre 2021
Trabajamos mayoritariamente con emprendedoras de sectores vulnerables, que han sido históricamente invisibilizadas en su contribución a la economía nacional, por tener en muchos casos emprendimientos informales y/o mayor presencia en las microempresas.
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“Porque queremos que se nos valore y se nos reconozca como emprendedores y emprendedoras, como una fuerza económica y trabajadora. Somos invisibles ante el estado. Un emprendimiento es tan importante como las grandes empresas, ya que también somos el sustento de nuestras familias” (Agrupación de emprendedoras Valparaíso, participantes de Fondo Esperanza).


Por Irene Abbott - Claudia Flores – Michelle Benavides – Karina Gómez, Comité de Género y Diversidad de Fondo Esperanza.

Si la violencia tiene más de una cara, una de las peores es aquella donde no se reconoce la existencia de alguien como sujeto de derechos. Invisibles y no reconocidas en su aporte al país, así se sienten las emprendedoras de sectores vulnerables. 

Muchas veces invisibilizadas: son excluidas como sujetos económicos por no estar formalizadas producto de sus bajos e inestables ingresos, no  se les reconoce el tiempo de trabajo dedicado al cuidado de otros, existen rubros en las que son discriminadas solo por el hecho de ser mujer, entre un sinfín de rechazos. Esta realidad la vive un segmento importante de mujeres de nuestro país y urge visibilizarla como parte de las violencias que aún las afectan.

De acuerdo a la última encuesta EME (2019), cerca del 40% de los microemprendimientos en Chile, son liderados por mujeres y las diferencias frente a sus pares masculinos son evidentes. Entre otros, dentro de los beneficios de emprender, un 37% de las mujeres afirma que lo hacen porque les permite realizar tareas domésticas y de cuidados, en comparación al 10% de los hombres. Sin duda, la carga es desigual, las mujeres destinan 18 horas más semanalmente al trabajo no remunerado que los hombres, y por tanto, el tiempo que pueden dedicar al emprendimiento es bastante menor, lo que se traduce, junto a otros factores, que cerca del 45% de los microemprendimientos liderados por mujeres obtengan ganancias mensuales menores a 150.000 pesos.


La violencia contra las mujeres es una de las peores pandemias que sigue afectando a la humanidad y se ha agravado a raíz del COVID -19 y la serie de medidas de confinamiento que este trajo consigo. ONU Mujeres, afirma que desde el 2020 “se ha intensificado todo tipo de violencia contra las mujeres y las niñas, sobre todo, la violencia en el hogar”, también se ha constatado un brutal retroceso en su participación laboral, ingresos y autonomía económica por causa de la pandemia, realidad que no deja afuera a las miles de emprendedoras del país. 

 

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En Fondo Esperanza trabajamos mayoritariamente con emprendedoras de sectores vulnerables, que han sido históricamente invisibilizadas en su contribución a la economía nacional, por tener en muchos casos emprendimientos informales y/o mayor presencia en las microempresas. Dicha ceguera impacta directamente en el ejercicio de su autonomía económica y reconocimiento de su dignidad como trabajadoras, al no verse respaldadas, entre otros, con suficientes políticas públicas que permitan facilitar su trabajo. 


Sabemos que cada persona juega un papel fundamental en la construcción de una sociedad diversa, justa y libre de violencia, y las mujeres emprendedoras más vulneradas, no deben ser la excepción. Debemos seguir trabajando en conjunto por eliminar toda forma de violencia y discriminación que socaven la autonomía de las personas en sus distintas dimensiones, y que atenten contra el reconocimiento su dignidad.