El clima es más adverso con decisiones adversas

El clima es más adverso con decisiones adversas

23 Noviembre 2021
Hoy día los reclamos territoriales por el cuidado del medioambiente se tornaron más dramáticos cuando los eslóganes y pancartas hablan de nuestra propia extinción como especie humana.
Alfredo Soto >
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Foto: Unsplash

La idea descabellada del trabajo en solitario en contra del cambio climático, pareciera una tarea titánica y difícil de lograr. Pero más nervioso, ansioso y frustrado me resulta ver cómo las tomas de decisiones no salen y las respuestas son a los gritos, tanto de la naturaleza, como de poblaciones a nivel mundial. Estas, a su vez, están viviendo de manera sufriente, sacrificada y cada vez con mayores riesgos los embates climáticos, fenómenos que se están haciendo cada vez más frecuentes y para los cuales todavía usamos “caritas” de susto o “caritas” de sorpresa, como si con esa expresión nos alineamos a lo que está sucediendo. 

Las respuestas son todas a largo plazo, porque si lo son, 10 años más, es un largo plazo para la premura de lo que significa responder ahora, ya!! Cada minuto que pasa se nos escapa de las manos ser protagonistas y conductores de nuestras propias vidas, en función de ayudar a mitigar los procesos de cambios. Siempre tuve la idea positiva de que cuando llegó el Covid-19, vi la posibilidad de que de aquí para adelante podríamos haber cambiado muchos paradigmas de nuestras propias vidas, pero después de estos 20 meses, todos quieren volver a la “normalidad”. También se nos está escapando la posibilidad de olvidarnos de aquella normalidad y en conjunto poder resetear nuestras formas de vivir, borrón y cuenta nueva, ya hemos aprendido ¡¡¡No señores, no hemos aprendido nada!!!

Cómo quisiera estar en la siguiente situación: encender la televisión y ver lo que vivimos a inicios de la pandemia, una presentación a canales abiertos y en cadena de todo el orbe, de los líderes mundiales, encabezados quizás por la ONU o por la OMS, indicando cómo debemos actuar y comportarnos ante la crisis climática mundial. Ya estamos ingresando a una dimensión en que la humanidad se desbarranca, sin vuelta atrás. Sin posibilidades de retorno se hará necesario regresar a la vela para navegar, al arado para trabajar la tierra. De qué nos sirve tanta tecnología si ella misma provoca las ansiedades propias del consumismo, nos envolvemos en elementos que construyen lo desechable, que abunda en materia inerte y que sólo provoca daño en nuestros entornos ambientes.

Hoy día los reclamos territoriales por el cuidado del medioambiente se tornaron más dramáticos cuando los eslóganes y pancartas hablan de nuestra propia extinción como especie humana, quizás esta mirada apocalíptica acompañada con más informaciones de embates climáticos, que con furia azotan ciertas partes de nuestro planeta, quizás nos ayuden a comprender mejor qué es lo que realmente está sucediendo. Muchos investigadores y científicos, expertos del clima, piden paciencia, por el momento, porque mucho no vamos avanzar en los cambios que se precisan. Pero sí responderemos, no de manera preventiva porque políticamente y económicamente no se puede de la noche a la mañana efectuar este cambio radical en nuestras formas y hábitos de vivir. Sólo quedaremos expuestos a una ruleta rusa de ir percibiendo a quienes le toca hoy, mañana o pasado mañana, una ventolera de 200 kilómetros por hora, un incendio de grandes magnitudes que no se pueda sofocar porque precisamente la temperatura y la escasez del agua no ayudan a esta batalla de enfrentar los resultados de una incidencia provocada por nosotros mismos y hacernos un mea culpa de cómo hemos llegado a provocar estos daños a nuestra propia casa, la única que poseemos. Y es verdad…no hay más por el momento.  “Si no actuamos ahora, será demasiado tarde. Tenemos que hacerlo AHORA!!” fueron las palabras del destacado naturalista británico Sir David Attenborough, previo a la conferencia mundial del Clima en Glasgow. Pero al parecer todavía estamos en una fase de buscar culpables y no realmente de buscar soluciones. 

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Entre las potencias se hacen rodeos y más rodeos para apuntar con el dedo a quienes son los que incitan al mayor consumo y a las mayores emisiones. Mientras desarrollamos paciencia para respuestas contundentes de autoridades creo que no será descabellada la idea de trabajar solo, a conciencia y de manera constante, mi propio plan de mitigación.