Convivencia Democrática: No sólo una cuestión de Poder

Convivencia Democrática: No sólo una cuestión de Poder

29 Junio 2021
Desde el retorno a la democracia, uno de los atributos relevados por la política era la convivencia, en un contexto de libertades públicas y justicia social; por las razones que usted y yo conocemos, ese tinglado se vino abajo.
Roberto Bravo >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado
Participación Ciudadana, Regiones, Nueva Constitución. Foto: Unsplash

Se instaló el mandato: no hablar de política y religión, entendidas como fuente de conflicto. Analfabetismo cultural y autocensura en cuanto a elucubrar teorías, sopesar argumentos y habilitarse en planteamientos ideológicos y doctrinarios. Razonamientos binarios y leyes de mercado, no había que dedicarles tiempo, para eso estaban los políticos y expertos; de ahí las caricaturas en lo cotidiano y el reduccionismo en la retórica política. 

Empresarios plantean la necesidad de hacer un esfuerzo por el “desarrollo de capital humano, diversidad en la sociedad y transformación cultural”; en elmostrador.cl representantes de Luksic y Matte, plantean el rol de la Empresa en el nuevo Chile. 

De tal foro, esbozo algunas inquietudes: Infieren que es por todos aceptado, que los trabajadores son colaboradores, la palabra trabajador tiene para ellos una connotación ideológica negativa, por eso la omiten; colaborar podría ser ayudar, no formar parte. Por qué no proponen bajar el IVA, por todos reconocido impuesto regresivo y hacer que el sistema tributario sea efectivamente progresivo, quien más gane, más contribuya; respecto del impuesto territorial, exenciones, evasión, tendrán alguna propuesta. Por qué no excluir educación y salud de la lógica mercantil, para evitar segmentar y precarizar, si la transformación cultural y la diversidad son para ellos valorados atributos. Por qué no diseñan un sistema previsional, que garantice pensiones dignas, que esté por sobre el interés de proveerse financiamiento barato. Los sistemas financiero y comercial, componente de sus grupos y holdings, no pueden tener las utilidades que ostentan a costa de los territorios, ecosistemas, el endeudamiento y precariedad de trabajadores y pymes. Reformar las superintendencias, para evitar abusos oligopólicos e integraciones verticales, podría contribuir; las empresas sanitarias, isapres, son muestra de aquello. 

No fue hace mucho tiempo que sus empresas estaban involucradas en la colusión del confort y traficando influencias, como el gentil crédito del Banco Chile a Caval. Hoy tratan de emerger; lo que se espera de ellos en lo público, es algo más que pensar sus empresas, a menos que nos digan que ahora las reglas del juego no les importan.  

Sugeriría que sus centros de estudios formulen propuestas que superen el dogma neoliberal y la amenaza populista, para someterlas al escrutinio ciudadano, a la discusión política, operatoria que evitaría triangular con la política para conseguir subrepticiamente sus propósitos; esta es la realidad que hay que comprometerse a erradicar, para evitar falsas honorabilidades y utilitarios mecenazgos.

Pronunciamientos superadores, que evidencien un cambio, reflejarían que efectivamente les preocupa la transformación social y el cambio cultural, más allá de sus empresas, de lo mercantil. Para la política, perentorio requerimiento, en cuanto a socialización y politización. 

Deseable sería establecer una operacionalidad que reponga la dignidad requerida, en cuanto a justicia e igualdad ante la ley, termine con exclusiones y abusos. No es viable el éxito para una minoría, mientras la población mastica el fracaso; el país no puede ser un oasis para unos pocos y un erial para muchos.

Negar la realidad no es sostenible, como tampoco relativizar la necesidad de mejorar nuestra convivencia. De ser así, que Baquedano se agarre; el caballo seguirá corcoveando.