Explotación del krill pone en peligro especies en la Antártica: Greenpeace emite revelador informe

14 Marzo 2018

Actualmente, son cinco los países que cuentan con buques pesqueros en el continente blanco.

Equipo El Magal... >
authenticated user Editor

El krill es un crustáceo que alimenta a casi toda la red alimentaria en la Antártica. Su pesca tiene como objetivo la venta del aceite en Omega 3, principalmente a las industrias farmacéuticas, acuicultura y alimento de mascotas.

Su valor comercial del krill está por encima de los US$200 millones y, en 2021, se espera que éste se duplique.

Actualmente, son cinco los países que cuentan con buques pesqueros en el continente blanco: Chile, Noruega, China, Corea del Sur y Ucrania, los cuales transitan en un área propuesta como santuario para proteger el ecosistema marino frente a los impactos del cambio climático y la sobrepesca.

Dentro de ellos se encuentran tres embarcaciones chilenas, una de ellas con operaciones actuales de pesca en la zona: La empresa DERIS S.A. con su barco ‘Antartic Endeavour’.

Estudio

Luego de una expedición de tres meses, Greenpeace reveló, en un reciente informe, que la capacidad pesquera en esta área está ocurriendo a 30 kilómetros alrededor de la costa, cerca de los epicentros de biodiversidad, que incluye a las colonias de pingüinos y las zonas de alimentación de ballenas.

Al respecto, la coordinadora de la campaña ‘Océanos’ de Greenpeace, Estefanía González, señaló que “la explotación pesquera le arrebata a las especies de la Antártica, como pingüinos y ballenas, su principal fuente de alimento y pone en riesgo a la biodiversidad del lugar, de ocurrir encallamiento, derrames de petróleo e  incendios”.

Puntualizó, además, que “en el caso de Chile, la captura del krill  se duplicó en los últimos años, aumentando de 4.501 toneladas en la década de los 90' a 9460 toneladas el año 2014”.

González explicó que “dentro de este contexto se suma el impacto del cambio climático sobre la zona, que enfrenta a las especies, incluído el krill, a un futuro incierto ya que su supervivencia depende del hielo (...) En los últimos 50 años la temperatura en la Península Antártica experimentó un aumento de temperatura de aproximadamente 3°C”.