David Whipple compró una hamburguesa de McDonalds un 7 de julio de 1999, y decidió guardarla durante un mes para mostrarles a sus amigos el efecto de los conservantes en la comida chatarra. Pero el experimento se alargó más de la cuenta, y después de 14 años lo único que ha desaparecido es el pepinillo, porque la hamburguesa continúa intacta. 

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