Si aceptamos la diversidad, aceptamos el desarrollo

Si aceptamos la diversidad, aceptamos el desarrollo

21 Marzo 2012

Desde siempre se han vulnerado nuestros derechos. Hay que ponerle un signo pare. Es tiempo de legislar para la diversidad, porque diversidad somos todos. Es tiempo de legislar para Chile, es tiempo de legislar para la humanidad.

Juan M. Escobar >
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Ante los últimos acontecimientos vehementes y vituperables que se han acometido contra un joven homosexual, Daniel Zamudio, hacen que se presente nuevamente un pasado, que creíamos, haber olvidado: La existencia de una verdad única e intolerable a la diversidad.

Es aquí donde me pongo a pensar en qué tan evolucionados estamos como sociedad mundial, porque siempre nos hemos definido y puesto en una altura única, como “animales racionales”. ¿Qué tanto de animal y qué tanto de racional tenemos?

En lo que respecta la historia y los estudios acabados a la naturaleza, nos encontramos con Darwin y su teoría de la selección natural. Postulaba que existía entre los animales una especie de “competencia” y que exclusivamente sobrevivía “el más fuerte”. Pues bien, esta teoría se desplazó al mundo humano y se denominó como “Darwinismo Social”. Posteriormente aparecería la Eugenesia (de buenos genes). Ambas pseudociencias, si bien no apelan particularmente a una ideología política, se desarrollaron principalmente en el lado del totalitarismo y fueron argumentos vitales para poder entrar a hablar de “mejorar la raza”. Y es así que, este razonamiento fue política de Estado en varios países, incluido el nuestro.

Y claro, dentro de este “mejorar la raza” se excluía en todo momento a Homosexuales, discapacitados, etnias o negros, prevaleciendo el incremento en cantidad y calidad de “los blancos”. Esta idea que abarcó el siglo XIX, ahora la miramos con cierta repugnancia y escozor, sin embargo, al parecer hay gente que todavía no entiende que aquellas políticas causaron mucho daño a la humanidad, y en vez de “mejorar la raza”, produjeron separación, dolor y muertes, sí, muchas muertes.

Ahora nos encontramos con los “neonazis chilenos”. Esta amalgama racial entre “el roto chileno” y la ideología nazi. Inherentemente incompatible. Pero bueno, qué le vamos hacer, hay personas que siguen creyendo en proyectos del pasado que no han tenido resultados, porque son inviables y nunca jamás tendrán coralarios positivos.

Lo lamentable es que, aquellas personas sí se identifican con estas ideologías destructivas de la humanidad, pero hay otras-siendo más bien la mayoría-que ejercen comúnmente la discriminación y la intolerancia, pasando desapercibidos y por “aceptados” en nuestra sociedad. Se preguntarán si existe alguna ley que ampare a los perjudicados. Sí, hay una que lleva 85 meses en tramitación, que es la “ley antidiscriminación” y digámoslo, cada día que pasa-sin ser aprobada esta ley-es un niño más que llega llorando a su casa, es una persona más que quiere dejar su trabajo, es un joven más golpeado incesantemente. Lo intolerable es que acciones matonas así sigan ocurriendo en nuestro diario vivir y que no existan los medios suficientes para acabarla.

Hace poco vi en la televisión un programa llamado “Conciencia de Valores”, que es bastante bueno y que abarca temas interesantes, pero en aquella ocasión, me parece que no respondieron a lo bien llamado “debate” o al postular más de una idea para poder dialogar. Se habló sobre la homosexualidad, el matrimonio y mitos que se desenvuelve en torno a aquello.

¿Es viable el matrimonio homosexual? “No, porque nuestra constitución señala que es entre un hombre y una mujer para poder procrear.”

A mi mente llegan algunas preguntas ¿pueden todas las parejas que se casan tener hijos? ¿Cuántos niños nacen fuera del matrimonio? Cabe decir, matrimonio y procreación no están correlacionados. No se necesita de un “contrato” para poder tenerlos, como también hay muchas parejas, que por diversas situaciones, no pueden tener descendencia. Y están casados de igual manera.

“No, es que no es normal y afectará al ambiente del niño”.

Me van a decir que es normal y que no afecta el desarrollo de un menor, el acto de que sus padres peleen todo el día, que exista la violencia entre ellos, el engaño, la infidelidad o la ausencia misma en el hogar. ¿Desde cuándo se establece una “normalidad” en las familias? Mientras el amor sea el centro de construcción familiar, no hay problema si es entre una pareja heterosexual u homosexual.

“Los homosexuales de por sí son infieles”.

Ah, y acaso los heterosexuales no. Hay cientos de hombres que engañan a sus parejas con sus mejores amigas o parientes, como viceversa también. No hay una exclusividad en la infidelidad.

“Chile no está preparado todavía”

 Sí, al parecer Chile no está preparado para tener una educación gratuita y de calidad en todos sus niveles, poseer una matriz energética que avale las Energías Renovables No Convencionales, el que se apele por una reinserción social para que-personas que han salido de la cárcel-no caigan en lo mismo, que existan también chilenos en regiones extremas, que la están pasando mal y  nadie los escucha o quiere dar solución.

¿No se está preparado o no se quiere dar solución?

Si se dan cuenta, los razonamientos que se ejercen a la hora de evaluar un eventual matrimonio homosexual, son de carácter prejuiciosos y comparten-en lo significativo-con los heterosexuales. Por lo mismo, criticamos lo que nosotros mismos hacemos. Es parte de la liberación que podríamos realizar frente un espejo. Empero, lo que no se habla es sobre el amor existente en la pareja y que se tiene que legislar para aquello. Sea heterosexual, trans u homosexual, mientras esté presente el amor, y no se afecte a un menor de edad, no veo cuál es el problema.

Y ahora me pregunto lo siguiente ¿Por qué se utiliza la ley de Seguridad del Estado para estudiantes o aiseninos que exigen sus derechos, o Ley Antiterrorista contra el Pueblo Mapuche, y no estas son aplicadas a los neonazis que atacaron brutalmente a Daniel Zamudio?

Es vital para el desarrollo normal de nuestra población, en un mundo como el de hoy, tener presente la “Ley Antidiscriminación”, ya que así se avalan nuestros derechos y no tenemos que incurrir en el miedo del día a día por estar desprotegido en todo ámbito. Creo que no tener una ley así o atrasarla, es caer en un juego cruel que alimenta más el odio y la separación que tenemos como país. Para mí, dentro de nuestra constitución-como artículo vital-debería estar el respeto y la tolerancia. Y quién infrinja aquella ley, será visto como “el bicho raro”, pero en ningún caso acribillarlo o entrar a discriminarlo, ya que caemos en el mismo juego, pero desde la vereda de al frente. Tiene que ser fuente para la reeducación. Por lo mismo, es urgente entrar a legislar en materias como ésta.

Si tomamos el diccionario y lo limpiamos de las telarañas, veremos que la palabra diversidad significa: “Abundancia, gran cantidad de varias cosas distintas.” Y es lógico, entramos de lleno en un concepto que alberga a la humanidad misma: la abundancia. La abundancia de pensamientos, de razas, tamaños, creencias, gustos, etc…Si no hubiera existido la diversidad de pensamiento, hasta el día de hoy, seguiríamos creyendo que somos el centro del universo y que la tierra era plana.

Algo muy feo, es lo que tuvieron que pasar aquellas personas que pensaron diferente a los demás. Cárcel, golpizas, destierros y asesinatos. Todo por establecer una verdad única, y véanlo, no existe una exclusividad de luz y razón, son simples circunstancias las que hacen llegar a una leve inclinación por algo, pero existen miles de matices diferentes que complementan una realidad, y la hacen más cercana a la gente, porque en la diversidad está la vida. Sobre todo, la esencia de la humanidad.

Como ciudadanos del mundo nos quedan arduas tareas por delante, dentro de esas, está en mirar a la persona no por el cómo se viste o cómo es físicamente, sino que cómo es como humano o criticar su razonamiento, pero no a la persona misma. Gandhi dijo una vez “ataca al pecado, no al pecador”. Es difícil, lo sé, y para eso tendrán que pasar muchas generaciones, pero para que se pueda cumplir aquello, tenemos que actuar ahora.

Como ciudadanos del mundo, estamos cansados de tener una historia escrita con sangre, y la más noble de todas las sangres, gente que murió por el simple hecho de ser diferente a lo que alguien denominó como “normal”. No puede ser que los grandes hitos de la humanidad sean guerras y destrucciones masivas. Por último que sea visto de mala manera, pero al parecer eso no ocurre, se considera como algo normal y necesario para el funcionamiento del planeta.

Como ciudadanos del mundo, tenemos que derribar las brechas de la desigualdad, e implementar la bien llamada “justicia social”. Entre esto, no considerar al Pueblo Mapuche como terrorista, al homosexual o transexual como gestor inherente de enfermedades sexuales, y tantos otros prejuicios más que nos completan como sociedad. Es hora de legislar, ya que si continuamos así, experimentaremos el crecimiento económico del país, pero en ningún caso, el desarrollo, ya que este concepto abarca la evolución sustancial e íntegra de la nación, velando por el bien de todos sus habitantes.

Desde siempre se han vulnerado nuestros derechos. Hay que ponerle un signo pare. Es tiempo de legislar para la diversidad, porque diversidad somos todos. Es tiempo de legislar para Chile, es tiempo de legislar para la humanidad. 

“Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas.”

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