Las redes antisociales: La falta de humanidad del otro lado de la pantalla

Las redes antisociales: La falta de humanidad del otro lado de la pantalla

23 Julio 2020

La humanidad se encontró de pronto con una herramienta que no estaba lista para ser usada sanamente porque para distribuir ideas, causas y expansiones, son geniales, pero en términos sociales, las redes virtuales son un desastre.

Álvaro Román >
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Como nos entregan la posibilidad de fabricar admiración con muy poco esfuerzo, se han convertido en el mayor alimento del ego de todos los tiempos. Esto dicho de una forma bonita, porque por alimento del ego, me refiero a todo aquello basado en una mentira.

Sucia y vil, como todas las mentiras. Porque si lo piensas bien ¿Quién tiene realmente una vida perfecta? 

Aquella persona se ve tan llena de alegría mientras maneja aquel Ferrari por aquella carretera italiana, pero nos olvidamos que muestra sólo lo hermoso, lo perfecto, lo bonito que es. No nos muestra el inmenso sacrificio para conseguirlo, ni lo sobrehumano que cuesta mantenerlo. Tampoco nos muestra cuando se mira al espejo con ganas de llorar, porque ni siquiera ese Ferrari ha podido llenar el vacío de su alma. 

Por lo tanto, busca llenarlo con la sensación de admiración (o envidia) que genera en todas las personas que desean la vida que nos muestra. No, ellos no nos muestran lo que sufren por tratar de mantener esos cuerpos preciosos y perfectos para producir nuestra admiración, como tampoco podrían mostrarnos el terrible y constante temor de perderla. Ahora los llamamos influencers, porque la gente ama todo lo que hacen, lo que usan y lo que no.

Deseamos esa perfección y esa vida. Aunque sea una ilusión, admiramos sus mentiras.

La tendencia es intentar generar esa atención, porque para eso me imagino que son todos esos corazones. Entonces para lograrlo habría que convertirse en uno de ellos e intentar hacer algo angustiante e imposible: Construir la imagen de un cuerpo perfecto y una vida magnífica, y además por supuesto, ocultar todo lo que nos convierte en humanos. La realidad que vivimos es muy dura como para compartirla con tanta gente.

Las redes sociales no son para eso. Son una vitrina de prototipos con forma de vida, pero no son reales porque omiten la mitad que todos esconden, la real.

Se podría decir que las redes no son un lugar para expresar autenticidad, pero sería una equivocación: La humanidad adicta pero hastiada de tanta falsedad, podría llegar a encontrar un lugar donde expresarse abiertamente, de una forma quizá no tan perfecta ni hermosa, pero auténtica y real. Si comenzamos a hacerlo, miles de influencers quedarían sin trabajo porque la industria publicitaria global tendría que mutar drásticamente frente al cambio de nuestro comportamiento.

Podemos hacerlo, no sería la primera vez

Imagina lo hermoso que resultaría poder compartir algo que es común en todos… como contar que estamos bien, pero nos sentimos solos. Que la vida va muy bien, pero tenemos pena, necesitamos compañía, necesitamos amor. Que queremos poder disfrutar el tener más amigos y vivir momentos bonitos con la gente.

Podríamos comenzar a hacerlo y redefinir el verdadero objetivo de las redes sociales: 

“Cultivar relaciones auténticas con los demás y conectar a las personas desde el interés por el otro, para contribuir a la unión y a la amistad.”

Yo quiero tener un millón de amigos, y así más fuerte poder cantar…