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El diputado Gabriel Boric rechazó la postura del obispo de Punta Arenas, Bernardo Bastres, y del pastor David Paillán, quienes se oponen al matrimonio igualitario y a la despenalización del aborto por tres causales, acusando al Gobierno de pretender imponer una “ideología de género”.

En este contexto, el parlamentario por Magallanes respaldó al Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), señalando que dichas posturas “en nada ayudan a la construcción de una sociedad mejor, libre de homofobia y transfobia”.

Boric puso sobre el tapete una presunta victimización del presidente del Movilh, Rolando Jiménez, para recordar hechos reales de intolerancia sucedidos el país, los que han terminado en ataques físicos y en asesinatos, “como el de Daniel Zamudio”.

El diputado puntualizó que “incluso en Punta Arenas se han hecho actos agresivos contra minorías e inmigrantes.

"El odio hacia las diversidades sexuales es algo real y palpable, sobre todo en las redes sociales y, lamentablemente, en muchos casos se usa la religión para justificarlo. El tratar a un sector de nuestros compatriotas como anormales solo por su identidad sexual y por querer expresarla libremente, es algo que ya no se puede naturalizar ni aceptar”, expresó.

Agregó, además, que “la verdadera ideología de género es la que encasilla a las personas y fija supuestos roles en base a su genitalidad, obviando realidades como la existencia de los niños transgéneros".

MATRIMONIO IGUALITARIO

Boric entregó total apoyo para que se proponga la legalización del matrimonio homosexual, tema que estuvo presente durante la reciente Cuenta Pública de la Presidenta Michelle Bacchelet.

El diputado dijo que "el matrimonio es, antes que nada, una expresión del amor que dos personas se profesan y que eligen formalizar entre ellos mismos y ante la sociedad. Basarlo solamente en un tema de procreación entre hombres y mujeres es solo una de las formas de verlo, que en ningún caso debiera ser impuesta a toda la sociedad en nombre de una religión determinada”.

Concluyó indicando que “pretender ese tipo de imposición moral, basada en una creencia que no todos tienen por qué compartir, no se corresponde con un estado laico y ciertamente ya no tiene sentido en el mundo de hoy".